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No te distraigas por la cara fea del mensajero


**Lej Lejá**


Pocas cosas provocan la ansiedad y la depresión como el sentirse agredido injustamente. A veces es fácil darse cuenta cómo es que cierto dolor es necesario y hasta beneficioso y a veces no. Cuando no hay un beneficio aparente, uno recurre a la fe: puede creer que no tiene sentido como puede creer que sí.

¿En qué puede uno fundamentar su creencia en que las aparentes injusticias que experimenta están para su beneficio, más allá de querer creerlo así porque así le conviene?

Una manera es pensar en el origen de su sufrimiento. Si fuera el hombre quien decide hacerme daño, no necesariamente sería para mi beneficio. Pero dado que no pasa nada por casualidad y es Di-s —la fuente del bien— quien decidió que debo sufrir, sin duda es para mi beneficio, aunque no entienda cómo.

Y aquí llegamos a una de las preguntas más básicas: ¿cómo se reconcilian los dos fundamentos del libre albedrío y la Providencia Divina? En otras palabras: ¿quién tiene la palabra última en lo que sucede en el mundo, Di-s o el hombre? Si Di-s define todo lo que sucede, ¿quiere decir que el hombre es absuelto de la responsabilidad de sus acciones? Y si es el hombre quien es responsable de sus decisiones, ¿quiere decir que Di-s no incide y no controla lo que sucede en Su mundo?

Encontramos una posible respuesta a esa enigma en la lectura bíblica de esta semana, Lej Lejá [1]. En su descripción de uno de los eventos más importantes de nuestra historia, conocido como el Berit bein habetarim, o Pacto entre las Piezas, la Torá [2] nos cuenta cómo —entre otras cosas— Di-s le dice a nuestro patriarca Abraham que sus descendientes habrán de pasar un período de cuatrocientos años de servidumbre, luego del cual castigará a los perpetradores de la esclavitud y sus descendientes saldrán con gran riqueza.

Entre las tantas preguntas que saltan a la vista, uno puede preguntar: ¿Cómo se entiende que Di-s dice que va a castigar a los ejecutores de Su voluntad? Si Di-s es quien decide que los descendientes de Abraham deben pasar por un período de esclavitud, ¿por qué va a castigar a los que ejecutan Su decreto?

Una posible respuesta: Sí, Di-s decidió que el pueblo judío debía pasar por un período de esclavitud, pero no decretó qué individuo lo iba a ejecutar. Fue cada egipcio, a nivel personal, quien decidió levantar la mano para dar el latigazo y por esa decisión mereció el castigo.

La misma dinámica se aplica en cuanto a nuestra vida cotidiana: Di-s decide qué es lo que le pasará a cada uno pero no necesariamente quién va a ser el ejecutor. Si Di-s decide que debo perder $50, ahora cada ser humano tiene la posibilidad de elegir robármelos. Será castigado por la decisión de transgredir de prohibición de no robar, pero si no fuera por la decisión de Di-s que yo debo perderlos, nadie en el mundo estaría en condiciones de elegir transgredir y robármelos.

Así que la “herramienta” de la semana [3] sería: cuando nos pasa algo desagradable en la vida, en vez de enojarnos con el “mensajero”, recordar el verdadero origen, que el propósito del mensaje es —sin duda— para nuestro beneficio y buscar cómo podemos aprovechar la nueva realidad para bien.


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NOTAS AL PIE 1. Génesis 12:1 - 17:27 2. Idem 15: 13,14 3. Para más herramientas de la lectura de esta semana, vea Una voz sin eco, págs. 37-41.


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