Rabino Eliezer Shemtov
Lag BaOmer es una festividad muy pintoresca. Se celebra por medio del encendido de Medurot o fogones, el más importante de los cuales se realiza con gran alegría con la participación de cientos de miles en la ciudad norteña israelí de Merón, en la tumba de Rabí Shimón bar Iojai, y salidas con los chicos a los parques y bosques donde se suele jugar con arcos y flechas. En el año 1957 el Rebe de Lubavitch —que su mérito nos proteja— organizó el primer desfile de Lag BaOmer en Nueva York y desde entonces se ha transformado en una costumbre anual en muchas comunidades del mundo, principalmente a lo largo y ancho de Israel.
¿Qué es lo que conmemoramos en Lag BaOmer?
Empecemos por el nombre.
Lag quiere decir “33” y BaOmer quiere decir “en el Omer”, refiriéndose al período de cuarenta y nueve días que contamos a partir del segundo día de Pésaj - día en el cual la Torá nos encomienda ofrendar en en Templo un “Omer” (medida bíblica) de cebada - y concluimos en víspera de la festividad de Shavuot, cuando traemos una ofrenda de dos panes hechos de harina de trigo. Lag BaOmer, entonces, es el 33er día (de la cuenta) del Omer.
Hay dos acontecimientos que celebramos en ese día: 1) el cese de la epidemia de los 24.000 alumnos de Rabí Akiva; 2) el fallecimiento del gran sabio talmúdico Rabí Shimón bar Iojai, conocido también por las siglas de su nombre, Rashbí.
Alumnos de Rabi Akiva.
Las siete semanas entre Pésaj y Shavuot son un período de semi-duelo durante el cual no se realizan casamientos, no se corta el pelo y no se escucha música festiva. El motivo es porque fue durante treinta y tres días en dicho período que 24.000 alumnos de Rabí Akiva fallecieron en una epidemia misteriosa. Nuestros sabios atribuyen esa tragedia al hecho de que “no se respetaban entre sí”.
Hay que entender:
Una de las enseñanzas más famosas de Rabí Akiva es su comentario sobre el precepto bíblico de “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”: “Es una gran regla de la Torá.” ¿Cómo se entiende, entonces, que los mismos alumnos de Rabí Akiva ignoraban una de las enseñanzas más importantes de su ilustre maestro?
¿Acaso por faltarle el respeto a alguien se merece la muerte?
Una explicación que el Rebe, zejutó iaguén aleinu, da al respecto es la siguiente: No dicen nuestros sabios que no se amaban entre sí, sino que no se respetaban. De hecho, se amaban entre sí y mucho y fue justamente ese amor que, paradójicamente, llevó a la falta de respeto. Cuando uno veía que su compañero hacía algo que le parecía incorrecto, por amarlo y preocuparse por él trató de imponerle su punto de vista “correcto”. No pudo respetarlo debidamente mientras mantenía una opinión “incorrecta”. El error está en que uno debe respetar al prójimo independientemente de sus aparentes o verdaderos errores.
En cuanto a la segunda pregunta: La discordia no fue la causa de la muerte; simplemente fue lo que hizo que sean vulnerables a ella. No hay un poder más grande que la unión. Al debilitarla, quedaron expuestos y vulnerables, y sucumbieron a la epidemia que amenzaba.
Cuentan de un hombre que tenía muchos hijos que siempre estaban peleándose entre sí. Antes de fallecer los llamó a su lecho y les presentó con un paquete de palillos y les preguntó quién entre ellos tenía la fuerza de romperlo. Cada uno intentó, sin éxito. El padre agarró el paquete, lo desató y uno por uno rompió a los palillos. “¿Ven, mis hijos?” dijo, “he aquí la diferencia entre la unión y la discordia…”.
El mensaje de la conmemoración de la epidemia es muy sencillo y claro: importa no sólo amar al prójimo sino hace falta también respetarlo. Esto no quiere decir que hay que respetar como válido todo lo que se le antoja a cada uno. Quiere decir que cuando ves que hay alguien que está actuando mal, si bien tienes la responsabilidad de preocuparte por que recapacite, debes intentar de lograrlo respetándolo y su manera de poder lograrlo.
Rabí Shimón bar Iojai
Rabí Shimón bar Iojai fue uno de los alumnos predilectos de Rabí Akiva quien no falleció en la epidemia. Sus enseñanzas y opiniones proliferan en el Talmud. De hecho, a lo largo de las 2.711 páginas del Talmud no hay tres páginas seguidas sin que aparezca alguna opinión y enseñanza de Rabí Shimón. Es el autor del libro básico del misticismo judío, el Zohar.
Rabí Shimón vivió en la Tierra de Israel luego de la destrucción del segundo Templo, en el año 70 E.C., y se vio obligado a refugiarse en una cueva durante trece años a raíz de la persecución romana.
Antes de fallecer pidió que ese día se celebre con alegría ya que representaba el día en el cual se liberaba de las ataduras terrenales y su alma se volvía a unir con D-os.
Fue enterrado en la ciudad norteña de Merón y, como mencionamos, todos los años en Lag BaOmer se realizan grandes celebraciones con enormes fogones y bailes en la proximidad de su tumba.
Arcos y Flechas
Una de las costumbres populares de Lag BaOmer es salir a los parques con los niños y jugar con arcos y flechas. Hay varias explicaciones por ello:
Durante la época de Rabí Akiva y Rabí Shimón los romanos habían prohibido la enseñanza de la Torá y los maestros salían con sus alumnos a los campos y bosques para enseñarle Torá, lejos del alcance de las autoridades. Cuando aparecía algún inspector sacaban sus arcos y flechas y simulaban estar practicando su puntería.
Durante la vida de Rabí Shimón nunca apareció un arco iris. El arco iris es señal de que D-os juró no traer nunca más un diluvio. Cada vez que aparece un arco iris es porque D-os quiere destruir al mundo pero no lo hace, debido a dicho juramento. El gran mérito de Rabí Shimón sobrepesó cualquier pecado de su generación, evitando la necesidad de que aparezca el arco iris.
Hay dos tipos de armas, representadas por la espada y el arco y flecha. La espada sirve para defenderse contra un enemigo cercano mientras que el arco y flecha defienden contra un enemigo lejano. Del mismo modo hay dos niveles de protección espiritual en la Torá. La parte práctica de la Torá (Talmud, Halajá) cumple la función de “espada”, guiando y protegiéndonos en el campo de batalla de la vida cotidiana: “haz esto”, “no hagas aquello”. Las enseñanzas esotéricas (Kabalá, Jasidut) cumplen la función de “arco y flecha”, protegiéndonos en los campos de batalla más sutiles y abstractos de las ideas y emociones del alma. Rabí Shimón era uno de los exponentes más destacados de esa disciplina esotérica y conmemoramos el aporte especial de su vida por medio de dichos símbolos análogos.
Una Reflexión Esotérica
El objetivo del arco y flecha es llegar al corazón del enemigo. Pero antes de largar la flecha se la estira hacia el corazón propio. La enseñanza es que para poder llegar a conquistar al corazón del otro, tus palabras deben salir del tuyo.
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