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Iom Kipur



Día del Perdón / El día más sagrado en el calendario judío / Por qué, para qué y cómo celebrarlo / Becerro de Oro / Afligirse / Descanso extremo / Perspectiva mística de las cinco aflicciones / Día único en el año / Cinco plegarias / Pedir perdón al prójimo



Rabino Eliezer Shemtov


El día más sagrado del calendario judío, el día de Iom Kipur o Día del Perdón, es el día en el cual Di-s nos perdona por nuestras transgresiones.

Por qué, para qué y cómo

El primer Iom Kipur de la historia tuvo lugar hace 3.326 años cuando Moisés bajó del Monte Sinaí por tercera vez con el segundo juego de tablas en sus manos, señalando el perdón Divino por el pecado del Becerro de Oro.

En cuanto a la manera de conmemorar dicha fecha encontramos varias fuentes en la Torá, entre las que está[1]:

"Será para ustedes una ley eterna: en el séptimo mes, en el décimo día, afligirán vuestras almas y no realizarán ningún trabajo, tanto el ciudadano como el residente que vive entre ustedes. Porque en este día los perdonará para purificarlos; de todos vuestros pecados ante D-os serán purificados. Un día de descanso extremo será para ustedes y afligirán vuestras almas; es una ley eterna."

Dos conceptos clave de este texto son los términos “Afligirse” y “descanso extremo”. ¿Qué se entiende por “afligirse”? y ¿qué se entiende por “descanso extremo”?


Nuestros sabios señalan que la aflicción de Iom Kipur consiste en abstenerse de cinco actividades: 1) alimentarse; 2) bañarse; 3) ungirse; 4) calzarse con cuero; 5) mantener relaciones íntimas.

¿Qué tiene que ver la abstención de dichas cinco actividades con un día de perdón?

La respuesta está en el hecho que la Torá se refiere al día como Shabat Shabatón, día de “descanso del descanso”. Según la tradición sinaica, dicha expresión quiere decir descansar de todo tipo de placer cuya ausencia implica aflicción.

Perspectiva mística

El Maharal de Praga[2] ofrece la siguiente fascinante explicación mística por las cinco aflicciones:

El objetivo de Iom Kipur es llevarnos al nivel de los ángeles quienes están despojados del cuerpo y sus instintos. El alma se encuentra en el cuerpo porque es ahí donde debe residir para poder cumplir con su misión en la tierra. Para lograr que al alma quiera residir en el cuerpo, el cuerpo debe reunir determinadas condiciones. Al debilitar dichas condiciones, el cuerpo se vuelve “inhóspito” y el alma busca desprender y liberarse de él.

El alma tiene cinco nombres, cada uno de los cuales se refiere a una de cinco dimensiones o funciones que – a su vez - encuentra su contrapartida en una de cinco actividades corporales.


1. Jaiá se refiere a la fuerza vital del alma. Puede manifestarse en el cuerpo siempre y cuando el cuerpo es alimentado. Al privarse de alimentación la manifestación de la fuerza vital del alma se disminuye.


2. Iejidá se refiere a la condición de unicidad y la tarea de unión y unificación que el alma ejerce. El cuerpo, a su vez, logra su completitud por medio de las relaciones íntimas que lo une con su cónyuge y los transforma en “una sola carne”. Al privarse de esto, ese aspecto unificador del alma no encuentra su expresión en el cuerpo y se desprende.


3. Neshamá se refiere a la tarea iluminadora del alma. Al bañarse, el cuerpo brilla y se transforma en un continente apto para dicha función del alma. Al abstenerse de bañarse, el aspecto iluminador del alma no encuentra su contrapartida corporal y se aleja del cuerpo.


4. Néfesh se refiere al alma en sí, en su estado más puro y esencial. El objetivo de ungir es limpiar al cuerpo de toda clase de contaminación foránea adherida a él. Al abstenerse de ello, la condición “esencial” del alma no encuentra su contrapartida en el cuerpo y busca liberarse de él.


5. Rúaj quiere decir aire o espíritu y se refiere al aspecto espiritual del alma que lo aleja de lo material. Los zapatos cumplen la función de separar entre el pie y la tierra. Mientras uno calza zapatos de cuero, y está por ello separado de la tierra, está en condiciones de contener y dar expresión a la faceta “espiritual” del alma. Al removerse esa separación, y afianzar la conexión entre el cuerpo y la tierra, el alma se siente “incómoda” y se desprende del cuerpo.


Es por medio de trascender la realidad cotidiana que logramos posicionarnos en un nivel espiritual desde el cual todo pecado cometido pierde sentido y podemos pedir y obtener perdón por los pecados cometidos mientras estábamos en “otra realidad”.

Día único en el año

La Torá[3] se refiere a Iom Kipur como Ajat Bashaná, un día [único] en el año. Si bien muchos lo verán como un día de “pararrayos” en el cual uno descarga toda su espiritualidad, las enseñanzas jasídicas nos enseñan que debería ser más bien como una “locomotora” que influye en el resto del año, introduciendo y cargándole de una espiritualidad vinculada con el Uno.

Cinco plegarias

Iom Kipur es el único día del año en el cual pronunciamos cinco plegarias, a diferencia de los días de semana en que tenemos tres (Shajarit, Minjá, Arvit) y los días sábado, Rosh Jódesh y días festivos, en los cuales tenemos una adicional (Musaf).

Según las enseñanzas jasídicas, todos los días del año damos expresión y conectamos a los tres niveles conscientes del alma, Néfesh (carácter), Rúaj (emociones) y Neshamá (intelecto). Los días sábado y días festivos nos conectamos y damos expresión también al cuarto nivel, Jaiá, la dimensión subconsciente del alma. En Iom Kipur nos conectamos con y damos expresión al quinto nivel del alma, la esencia misma, denominada Iejidá.

La quinta plegaria de Iom Kipur, que se dice al bajar el sol, se llama Neilá. Neilá quiere decir “cerrar”. Implica que el día - y sus oportunidades - están cerrando. La perspectiva jasídica al respecto es que es el momento más elevado del día, el momento de “encierre” entre el alma y D-os en el cual se expresa su vínculo quinta-esencial. Al final de la Neilá se hace sonar un sonido largo y simple del Shofar, expresando el llanto simple y puro del alma que busca reunirse con su fuente Divina.

Pedir perdón al prójimo

Se acostumbra, en víspera de Iom Kipur, pedir perdón a cualquier persona que pudimos haber ofendido o agredido en el transcurso del año, ya que Iom Kipur nos perdona únicamente por las transgresiones cometidas para con D-os. D-os no nos perdona por lo que hemos pecado contra el prójimo hasta que no le pidamos perdón y nos perdone.

¡Guemar Jatimá Tová! ¡Que sea sellado para bien!


Extracto del libro Veamos de qué se trata, un paseo guiado por el judaísmo. (Rabino Eliezer Shemtov)

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[1] Levítico, 16:29-31

[2] Rabbi Judah ben Bezalel Lowe, 1525-1609

[3] Levítico, 16:34


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www.flipsnack.com/kesher/folleto-tishrei-5784-2023-uruguay/full-view.html

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