**Kóraj**
Hay una canción en Ídish, Fort a ídele in a shífele, que describe una situación límite de desesperación y las distintas opciones a las que acude para ayuda:
Viaja un judío en un barquito El barquito se rompe y él se está ahogando Grita “¡Táteniu!” (Papito querido), “¡Salvame!¡Salvame!” “No puedo ayudarte. No puedo ayudarte”.
Viaja un judío en un barquito
El barquito se rompe y él se está ahogando
Grita “¡Mámeniu!” (Mamita querida), “¡Salvame!¡Salvame!”
“No puedo ayudarte. No puedo ayudarte”.
Viaja un judío en un barquito
El barquito se rompe y él se está hundiendo
Grita “¡Rébeniu!” (Rebe querido), “¡Salvame!¡Salvame!”
“¡No te vas a ahogar! ¡No te vas a ahogar!”.
¿Cuál es el mensaje de esta canción y qué tiene que ver con la lectura de esta semana, Kóraj [1]?
En la canción vemos uno de los roles de un Rebe: mostrarle a uno que puede aun cuando piensa que ya no puede.
¿De dónde viene ese poder? ¿Cómo puede el Rebe decirle a uno que “puede” cuando él y sus propios padres ya se dan por vencidos?
La respuesta está en la visión especial que el Rebe tiene en general y del potencial humano en particular. Y no solo tiene la capacidad de ver; logra que el otro también lo vea. Y no solo que lo vea, sino que lo active y actúe en consonancia con él. Y que salga triunfante.¿En qué consiste?
El Rebe, por sus características espirituales, posee una extraordinaria claridad de perspectiva. Cuando uno tiene claro que el mundo tiene un Creador, lo que implica diseño y propósito de cada detalle, tiene claro también que si uno está en determinada situación es porque fue puesto ahí a propósito y le fueron dados los recursos necesarios como para poder llevar adelante el objetivo por el cual fue puesto ahí.
Cuando uno quiere saber dónde y cuál es su misión, recurre al que tiene la visión clara: el Rebe.¿Por qué hace falta recurrir al Rebe y uno no puede decidir solo?
En la lectura de esta semana, Kóraj, leemos justamente sobre este tema. Kóraj, el protagonista central cuyo nombre lleva la lectura que habla de su rebelión, no estaba conforme con la autoridad de Moshé y Aharón. “[Los integrantes de] toda la congregación son todos sagrados y Di-s está entre ellos. ¿Por qué habrán de elevarse [Moshé y Aharón] por encima de la congregación de Di-s?”, arguyó Kóraj y sus 250 compinches [2].
El final de la historia es que Di-s intervino para respaldar a Moshé y confirmar que todo lo que Moshé había instituido fue por orden divina.
Desde la perspectiva jasídica, lo que estaba en juego aquí no era simplemente una cuestión de rebelión frente a la autoridad en general, ya que es más que obvio que cualquier organización social necesita líderes y autoridades que lideren e impongan orden. Se trataba de una rebelión frente al tipo específico de autoridad ejercida por Moshé.¿En qué difería la autoridad de Moshé de cualquier otro tipo de liderazgo?
La autoridad de cualquier líder emana de los liderados, como lo expresara tan elocuentemente el prócer uruguayo Gral. José Gervasio Artigas: “Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa ante vuestra presencia soberana”. La gente elige el líder que entienden capaz de ayudarlos a lograr sus objetivos y el líder está al servicio de la ciudadanía.
Dicho sistema implica dos cosas: 1) los que deciden el curso del pueblo es el pueblo mismo y 2) cualquier integrante del pueblo puede llegar a ocupar ese rol de liderazgo si la gente así lo entiende conveniente. Kóraj estaría de acuerdo con ese sistema.
El liderazgo de Moshé era de otra naturaleza. Su autoridad vino de Di-s y por lo tanto no dependía de la voluntad de la gente. No es un rol definido por el voto popular, basado en consideraciones y preferencias personales. No es un liderazgo que consiste en llevar al pueblo a donde quiere llegar, sino a dónde debe y por lo tanto puede llegar; a donde puede y por lo tanto debe llegar.
Si uno parte de la base de que el universo es el resultado de un accidente cósmico y el nacimiento de uno mismo es el resultado de un accidente biológico, lo único que vale es su verdad, lo que a uno le gusta y quién le puede ayudar a obtener y defenderlo. Cuando uno parte de la base de que toda la existencia —tanto macro como micro— es el resultado de un diseño y creación divina, lo que más le interesa es saber qué es lo que su Creador quiere en general y de él o ella en particular. Desde esa perspectiva su verdad debe ceder ante Su verdad. Y para poder llegar a saber cuál es Su verdad, hace falta recurrir a quien tiene las calificaciones necesarias como para saberla, principal entre las cuales la virtud de haber subyugado su voluntad personal en pos de la Suya. El primero en desempeñar ese papel fue Moshé Rabeinu y a lo largo de la historia, el pueblo judío mereció gozar de ese tipo de liderazgo, llevado a cabo por medio de los “Moshé” de cada generación.
Esta semana —jueves, 3 de Tamuz— conmemoramos el 29 aniversario de la desaparición física de quien muchos consideran como el Moisés de nuestra generación: el Rebe, que su mérito nos escude. Es una buena oportunidad para profundizarse en lo que significa el rol del Rebe en nuestra generación, para así poder vivir nuestra vida y llevar el mundo entero a una mayor sintonía con los objetivos por los cuales Di-s nos creó.
Así que la herramienta de esta semana sería:
No alcanza con admirar las virtudes personales del Rebe. Debemos y podemos aprovechar la posibilidad que tenemos cada uno de nosotros para lograr más claridad en nuestra vida personal, al acceder y nutrirnos de sus enseñanzas.
No te ahogarás.
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